miércoles, 14 de noviembre de 2018

Divagaciones de un "viejales"


Como ya bien sabéis todos, o casi todos, he decidido dar un gran paso y un gran cambio en mi vida.

Todo esto me lleva a pensar en la ciclicidad de nuestra profesión, en la satisfacción o insatisfacción en nuestro día a día relacionado con la vida profesional, en las metas y objetivos de cada uno como ente individual y no sometido a decisiones y corrientes colectivas, en la madurez como profesional y por supuesto como ser humano, y sobre todo, en lo importante de la educación recibida y conceptualización profesional ejemplificada desde la infancia.

Mi experiencia, mi criterio y mi madurez actual, me llevan a pensar que una de las mejores cosas que puede llevar a cabo el ser humano es salir de su zona de confort, huir de la rutina y de la desidia que esta, por lo general, genera en el trabajador. Ahora bien, todo esto dependerá de los objetivos y prioridades vitales y profesional del individuo, marcándose así las distintas metas y necesidad o no de salir de la zona de confort. ¿Qué quiero decir con esto? Qué por supuesto no hay nada escrito y no hay nada ni mejor ni peor, cada cual decidirá que es lo mejor para sí mismo, al igual que un huevo frito con patatas puede ser el plato más delicioso para una persona y el plato menos “gourmet” del mundo para otros.

A lo largo del camino, me he encontrado con muchísimas formas de ver y afrontar la vida, unas tan válidas como otras, pero sí muy dispares entre ellas. Por ejemplo, gente que quiere mantener su zona de confort, aunque le genera infelicidad, lo hace por estar cerca de su familia, o por cobardía en la toma de decisiones, otras que mantienen su zona de confort porque no le piden más a la vida, y otros muchos que la mantienen porque sus vidas son muy complejas a nivel familiar, por ejemplo. Y luego están las personas que sí quieren salir de la zona de confort, que necesitan una evolución no solo profesional sino también vital. Estas personas, y aquí voy a la ciclicidad de nuestra profesión (sin hablar de cuestiones salariales), son personas que necesitan nuevos retos, ascensos internos y reconocimientos dentro de la empresa con hechos, y cuando estas personas consideran que ya se ha tocado techo en las posibilidades dentro de la empresa, o se ha entrado en una rutina que no genera la llama de la ilusión, de la creatividad, de la satisfacción, diversión, felicidad, y en resumen, plenitud, dan un paso en sus vidas haciendo que haya cambios, a veces más grandes que otras, pero cambios. Ya sea rodearse de otro entorno de trabajo, ya sea realizar funciones diferentes, o como dice mi gran amigo Quique Cerro, metiéndose en “tos los saraos” que se le ponen delante, pero al final, todo esto es salir de la rutina, de la zona de confort y seguir buscando la PLENITUD profesional y emocional.

Ahora, que ya voy apuntando a viejales, sobre todo para los muchachos que empiezan, y voy siendo capaz de autoanalizarme con una cierta objetividad, y lo mejor de todo, empezando a saber y entender qué es el autoanálisis, me doy cuenta de que una de las cosas que lo definen a uno como profesional y la actitud ante su profesión, es la educación y ejemplo recibido en casa desde la niñez. Por supuesto, luego está en mano de cada uno llevarlo a cabo o no, o afrontar las cosas de una manera u otra, porque a parte de la educación, está la esencia de cada individuo. Pero, además del hogar, creo que como viejales y profesional algo experimentado (aunque me queda un larguísimo camino que recorrer) que soy, también está en nuestras manos ese ejemplo y esa educación a las generaciones venideras, no solo con nuestro saber profesional, sino con nuestra PROFESIONALIDAD y madurez y actitud ante la vida. A veces, sin darnos cuenta, damos opiniones, pensamos en alto, conversamos “solucionando el mundo” o simplemente aportamos nuestras vivencias de distintas formas, haciendo un sellado enorme en la memoria y conceptualización de determinadas cosas en los más jóvenes sin darnos cuenta, es muy importante que nos fijemos que suelos y caminos pisamos, porque hay gente qué sin saberlo, siguen ese sendero que les marcamos. De hecho, ahora mismo, recuerdo como ejemplo de esto a un chico, que vino con nosotros de prácticas, que tuvo que frenarlas por no aprobar parte de la teoría (algo que me parece maravilloso, si no hay teoría aprobada, no puede haber prácticas), y que después de aprobar, ha tenido la oportunidad de trabajar con nosotros los fines de semana. Bueno, pues en este regreso, un día, después de un servicio de cenas, nos fuimos a tomarnos una cerveza el equipo de cocina, y por supuesto él vino. Pues hablábamos los más mayores acerca de nuestras vivencias, sobre todo profesionales, yo recuerdo que me puse un poco en plan sensei, jejeje, y que él nos miraba y escuchaba como si de una cátedra se tratase. A mí, posiblemente, se me olvidará ese momento, pero posiblemente a Pablete, para nosotros “Pablete War Machine”, haya pinceladas de ese momento que lo acompañen de por vida.

Bueno, y qué quiero decir con estas divagaciones y pensamientos en alto? Pues que cada uno tiene que vivir y afrontar su vida como estime oportuno sin hacerle daño a los demás, que cada uno asuma las consecuencias de sus actos, y que tenemos que ser conscientes de que la recogida de hoy es el resultado de la siembra del ayer, y que no hay nada ni mejor ni peor, sino lo adecuado para cada uno. Sed felices y sonreíd, no hay mejor medicina.