Este es otro risotto de suma facilidad, este será uno de los últimos risottos que subiré, pues ya más o menos la base la tenemos y ya lo que queda es echarle imaginación o mejor, darle gusto a nuestro propio paladar.
Ingredientes:
- Arroz (recuerdo, para un risotto nunca vaporizado)
- Champiñones
- Lomo en manteca
- Queso (cuanto más rico el queso mejor, yo en este caso he utilizado grana padano)
- Caldo de pollo
- Cebolla
- Aceite de oliva
- Mantequilla
Elaboración:
1º) Picaremos la cebolla y la rehogaremos con el aceite de oliva, mientras iremos picando el lomo en manteca y calentando el caldo.
2º) Una vez dorada la cebolla, añadiremos los champiñones y una vez cocinados añadiremos el lomo ya picado.
3º) Una vez hecho el fondo, añadimos el arroz y lo nacaramos. Poquito a poco le iremos añadiendo el caldo. En este caso, a diferencia de las paellas, nos interesa mover el arroz para que el almidón del arroz nos ayude a darnos cremosidad. Y aquí quiero hacer un alto en el camino y explicar algo; la mayoría de la gente piensa que un risotto es un arroz con queso, NOOOOOOOOOO!!!! Los risottos son arroces cremosos, eso es lo común entre ellos, cierto es que al ser un arroz de origen italiano casi el 90% de recetas llevan queso, pero no necesariamente tienen por qué llevarlo.
4º) Una vez que el arroz esté a medio punto aproximadamente le añadiremos la mantequilla y el queso; y continuaremos añadiéndole el caldo hasta tenerlo en el punto.
5º) Lo apartaremos del fuego unos instantes antes de que esté al punto y lo dejaremos reposar aproximadamente unos 5 minutos.
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