Aquí tenemos una guarnición, aperitivo e incluso una cena para esos días que tenemos pocos días de liarnos en la cocina que para mi gusto es muy sencilla y muy rica.
Evidentemente, formas de hacer los tomates gratinados hay tantas como se os ocurran, aquí pongo una sencillita y que prácticamente en cualquier momento podemos elaborar sin tener que salir a comprar nada especial.
Ingredientes:
- Tomates (que estén maduritos)
- Queso (lo que digo siempre, cuanto más rico el queso, mejor. Y digo rico porque a cada uno usará el que más le guste, no hay ni mejor ni peor. Eso sí, lógicamente usaremos un queso que gratine)
- Orégano
- Pimentón dulce
- Pan rallado
- Cebollino (para nada necesario, pero encanta el sabor que le aporta)
- Aceite
- Sal
Elaboración:
1º) Cortaremos los tomates en rodajas gruesas, lo dispondremos en el recipiente que lo vayamos a hornear y le añadiremos un hilito de aceite (poco para no tener un exceso de grasa entre el aceite y la grasa que expulse el queso a lo largo del gratinado) y una pizquita de sal.
2º) Con el horno precalentado, pasaremos a hornear los tomates a 170ºC. El tiempo del horneado variará un poco en función del horno, el grosor de las rodajas del tomate y su madurez; pero el tiempo oscilará entre los 10 y 15 minutos.
3º) Mientras los tomates se van asando prepararemos el gratinado, que será tan sencillo como mezclar el queso rallado con el resto de ingredientes.
4º) Una vez los tomates estén en el punto deseado, cubriremos los tomates con el gratinado y lo volveremos a introducir en el horno a unos 180-190ºC. Estará a punto cuando adquiera un leve toque tostado. Y a comeeer!!!
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